¿Qué tenés que tener en claro para empezar?
Tu perfil a la hora de invertir: realizá tu test gratuito acá y descubrí qué riesgos podrías asumir en relación a los rendimientos que esperás.
Cuánto: no hay un monto mínimo, pero no debería ser plata que ya tengas comprometida para pagar una deuda o guardes como fondo de emergencia.
Plazos: elemental, mi querido Watson. ¿Cuánto podés esperar para ver ganancias?
Costos: acá descartamos frases populares como “lo barato sale caro” o “nada es gratis en esta vida”. Existen opciones que no te van a costar un peso, y otros instrumentos que sí, y vas a tener que descontarlo de los rendimientos. Atenti ahí.
En este momento podrías sentir que con toda esa data sos Leonardo DiCaprio en el Lobo de Wall Street, pero -aunque ese traje tal vez te quede divino- todavía no sabés dónde invertir. Alguna opciones:
Plazo fijo en pesos: depositás en la cuenta bancaria un monto de dinero por un plazo determinado (mínimo 30 días), y con una tasa de interés pactada desde el inicio. Al finalizar ese tiempo, recibís lo que ingresaste, más un extra en concepto de interés.
Plazo fijo en dólares: igual que el anterior, pero con moneda extranjera.
Plazo fijo UVA: garantiza un rendimiento igual al índice de precios al consumidor, más un 1% anual. Dicho simple, la tasa de interés varía de acuerdo a la inflación del mes anterior.
Fondos Comunes de Inversión (FCI): permite aportar junto a otras personas que comparten los mismos objetivos de rentabilidad y riesgo. Ese dinero es administrado por expertos, que a su vez invierten en operaciones locales o internacionales.
Criptomonedas: también llamada moneda virtual o criptodivisa; es dinero digital. La primera que apareció en el año 2009 es el Bitcoin. Algunos ejemplos posteriores son Litecoin, Ethereum, Ripple y Dogecoin.
Otras alternativas de inversión que requieren un poco más de conocimientos o capital inicial son:
Dicho todo esto, es importante aclarar que ahorrar e invertir, son cosas distintas aunque pueden estar muy relacionadas. De hecho, esos pesitos que guardás mes a mes, pueden servir para unas vacaciones o ser destinados para una operación que genere ganancias.
Si bien la regla del 70/30 suele ser práctica en algunos casos, también existe la del 50-30-20, que invita a destinar la mayor parte de tus ingresos a satisfacer necesidades básicas (alquiler, servicios, salud y comida), el 30% para ropa, ocio y esparcimiento, y el 20% restante para ahorro e inversión.
En conclusión, es falso que te tiene que sobrar más del 30% del sueldo para invertir o ahorrar. En la actualidad podés hacer la mayoría de las operaciones de manera online y de acuerdo a tu realidad y objetivos. Vos elegís hasta dónde apretar el cinturón.
Hasta acá llegamos por hoy, la brigada derribadora de mitos tiene que investigar cuánta mala suerte genera el derramar sal en la mesa.