El verdadero reto: no gastar
Qué difícil puede ser no gastar a veces, ¿no? Que necesito esto, que quiero lo otro, que me hace falta tal cosa. Pero, ¿cuánto de esos gastos son realmente necesarios? Dale, ¡con honestidad!
Justamente esto es lo que buscan dichos retos de ahorro: ayudarnos a ser más conscientes de esos consumos que hacemos día a día, y que cual termita se comen la plata tan sigilosamente que tardás en darte cuenta.
El método es bastante obvio y sencillo, y consiste en limitar los gastos de forma clara y ahorrar durante un período de tiempo determinado. Vas a usar tu detector de antojos y caprichos a full.
No significa que te vas a endeudar por no pagar el alquiler, o que deberás restringir la comida. Durante este reto, vas a identificar los permitidos y destinar plata a costos asociados a la alimentación, vivienda, salud y transporte. ¿Qué pasa con el cafecito en la calle, la peluquería, el delivery, el asado con el equipo de paddle, la cervecita con el grupo de estudio y esa pilchita que te gusta estrenar los viernes? Chau, chau, adiós. Sí, tajante. Por tres semanas, nada de eso.
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No hay una cantidad determinada de cuánto podés ahorrar con estos desafíos, pero definitivamente vas a ir juntando algunas monedas. Y, de paso, te das cuenta de que podés vivir tranquilamente sin algunas cosas.
¿Cómo aprender a ahorrar en 21 días?
Una de las versiones más famosas entre estos retos dice que podés aprender a ahorrar en 21 días, que sería lo que necesitás para adquirir un nuevo hábito. ¿Y qué tal si ese hábito es llevar una vida más austera?
Durante este ayuno financiero no podés gastar plata en nada innecesario. Ni un peso. Si podés vivir sin eso, entonces no lo comprás dentro de esas tres semanas que dura el challenge. Vas a ver cómo empezás a perder ciertos hábitos consumistas.
¿Qué tenés que tener en cuenta para llevar adelante esta dieta financiera?
No lo hagas por menos de 21 días, pero tampoco por más. El tiempo justo.
Limitate a las compras necesarias, en serio.
¿Tenés que comprar algo sí o sí? Hacelo en efectivo, porque te ayuda a ser más consciente de lo que estás gastando. Duele más entregar los billetes que la tarjeta.
Anotá todos tus gastos (tipo diario íntimo, pero menos divertido).
¿Qué pasa si rompo el ayuno antes de los 21 días?
Si no lográs cumplir las tres semanas, ¡hay que volver a empezar! Sí, puede sonar un poco estricto, pero se cree -porque no tiene respaldo científico, no vamos a mentir- que los 21 días son clave para incorporar el hábito del ahorro.
¿Te animás, o te parece mucho sacrificio? Por ahí, al finalizar el reto, no solo sentís orgullo por haberlo intentado, sino que también podrías estimularte a seguir por el buen camino cuando veas el monto que ahorraste.