Ya lo dijo Fabi Cantilo: “Nada es para siempre” 🎵. Pensarás que este comienzo es medio raro, pero se nos viene a la cabeza la canción cuando hablamos de la duración de ciertos productos que compramos. ¿Será que vivimos en una era descartable? Hablemos de, esa trampita vestida de estrategia, que suele usarse al fabricar cosas de vida útil corta y que muchas veces compramos sin siquiera saberlo. Tenemos ejemplos reales de cómo están tratando de combatirla en otras partes del mundo, y sugerencias para que trates de evitarla.
¿Qué es la obsolescencia programada?
Sin mucho biri biri la podemos explicar como una estrategia utilizada por ciertas fábricas para limitar deliberadamente la vida útil de un producto. Vamos al dato histórico para dejar bien en claro este término. La obsolescencia programada es una práctica que comenzó a principios del siglo XX y se extendió a diversas industrias rápidamente. Uno de los ejemplos más antiguos y notorios es el Cártel de Phoebus, formado en 1924 por los principales fabricantes de lamparitas de luz de la época, quienes acordaron limitar la vida útil de este producto a 1.000 horas para aumentar las ventas. ¿Por qué? Porque la inventada por Thomas Alva Edison duraba bastante más que eso, y no era negocio. Se pusieron tan firmes, que si un fabricante violaba esa nueva norma -creando una de mejor rendimiento- era penalizado.
Phoebus, 1924
Si bien se les prendió la lamparita a ellos, la cosa no quedó ahí. Más tarde, la industria de la moda promovió tendencias estacionales para incentivar a los consumidores a renovar su guardarropa constantemente.
Y si te pensás que la clientela no se quejaba ante este “fenómeno”, te contamos que en 2003 la famosa marca tecnológica de la manzanita enfrentó una demanda colectiva debido a lo rápido que se deterioraban las baterías de uno de sus reproductores de música, lo que subrayó la preocupación pública sobre la obsolescencia programada en dispositivos electrónicos.
Ay, si habremos escuchado esa frase que aludía que “los electrodomésticos de antes duraban más”. Poco a poco, y con el tiempo, la estrategia no solo sacó a luz la conveniencia comercial sino lo costoso que era para las personas y el impacto negativo que tenía en el medio ambiente.
El ventilador Taurus de casa de mis abuelos en el pueblo tiene más de cuarenta y cinco años!!! Cero revisiones , cero mantenimiento , cero problemas…antes las cosas se hacían para durar pic.twitter.com/dubPElZKl7 — shinobi (@duffy1980ac) August 23, 2024