¿Cómo funciona una tarjeta de crédito?
Cuando utilizás una tarjeta de crédito, básicamente estás solicitando un préstamo a corto plazo a la entidad emisora. Por cada compra que realizás, el banco te presta el dinero y luego vos lo devolvés, ya sea al final del período de facturación o a través de pagos mensuales.
❗ Es importante destacar que, si no pagás el total de tu deuda al finalizar el período de facturación, se te aplicarán intereses sobre el saldo pendiente.
Para explicarlo de otra manera, este es el proceso completo para la mayoría de las tarjetas de crédito:
1️⃣ Cuando hacés la compra, el comercio solicita autorización a la entidad emisora de la tarjeta.
2️⃣ Si todo está en orden, la entidad emisora autoriza la transacción.
3️⃣ Una vez autorizada, la transacción se registra y el monto de la compra se deduce de tu crédito disponible para compras.
4️⃣ Una vez que las transacciones son procesadas, la entidad emisora de la tarjeta paga al comercio.
5️⃣ Algunas entidades emisoras de la tarjeta te enviarán un estado de cuenta que detalla todas las transacciones realizadas con la tarjeta durante el período de facturación, el saldo total adeudado, el pago mínimo requerido, y la fecha de vencimiento del pago. Lo que conocés como resumen de cuenta.
6️⃣ También en algunos casos tenés la opción de pagar el saldo total antes de la fecha de vencimiento para evitar cargos por intereses, u optar por diferentes planes de financiación.
¿Qué tipos de tarjetas de crédito existen?
Las tarjetas de crédito se pueden clasificar en varios tipos, y las diferencias principales radican en la modalidad de pago o el emisor de la tarjeta.
Según su modalidad de pago
➡️ Pago en un solo plazo o total: Estas tarjetas permiten pagar el crédito en una sola cuota al final del mes, sin intereses ni comisiones adicionales.
➡️ Pago aplazado con intereses: En esta modalidad, el pago de la compra se divide en cuotas mensuales, compuestas por una parte del capital a devolver y otra de intereses. Permiten al cliente elegir entre un importe fijo o un porcentaje de la deuda financiada para las cuotas mensuales.
➡️ Pago aplazado sin intereses: Hay otros casos, como Plan Z, donde podés elegir en cuántas cuotas pagar recién cuando llega el resumen.
Según el emisor
➡️ Tarjeta de crédito universal: Emitidas por bancos y operan con redes como VISA o Mastercard. Son aceptadas en la mayoría de los comercios globales y ofrecen una amplia gama de servicios y beneficios.
➡️ Tarjeta de crédito privada: Emitidas por entidades financieras que pueden ser o no bancos. Estas tarjetas están diseñadas para ser usadas en redes de comercios específicos o marcas determinadas, y suelen estar asociadas a compras y pagos aplazados en esos establecimientos.
💡 Para ver el tema en profundidad, te recomendamos: ¿Qué tipos de tarjetas de crédito existen?
¿Cuál es la diferencia entre tarjeta de crédito y tarjeta de débito?
La principal diferencia entre una tarjeta de crédito y una tarjeta de débito es que la primera te permite financiar tus compras y construir tu historial crediticio, tal y como ya lo mencionamos.
En cambio, una tarjeta de débito es un acceso directo y sin endeudamiento a tus propios fondos, con menos posibilidades de recompensas y beneficios.
¿Cuáles son las ventajas de usar una tarjeta de crédito?
Desde la posibilidad de pagar en cuotas aquello que no podés pagar en un solo pago y hasta generar un respaldo para futuros créditos, estas son las principales ventajas:
➡️ Flexibilidad financiera: Podés acceder a bienes y servicios incluso cuando no contás con el efectivo en el momento.
➡️ Seguridad: En caso de robo o pérdida, podés bloquearla y evitar el uso fraudulento.
➡️ Beneficios adicionales: Muchas tarjetas ofrecen programas de recompensas, seguros de viaje, descuentos en comercios asociados, entre otros.
➡️ Construcción de tu historial crediticio: Un uso responsable puede ayudarte a construir un buen historial crediticio, lo que es clave si más adelante querés solicitar un crédito.
Tener una tarjeta de crédito es un privilegio que ofrece muchas ventajas, pero también implica una gran responsabilidad, ya que no son una extensión de tu ingreso, sino una herramienta financiera que tenés que usar con prudencia.
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